Imprimir tarjetas
Una vez realizado el diseño, hay que pasar al paso siguiente que es decidir dónde se puede imprimir tarjetas. Muchas empresas de impresión locales trabajan con sistemas que requieren grandes corridas de impresión, es decir cantidades elevadas. Sin embargo, también se pueden imprimir tarjetas a través de sistemas de impresión online, por el que el contenido a imprimir se envía vía Internet a la empresa de impresiones, indicando la cantidad y el lugar de entrega. Por el servicio se cobrará la impresión y el servicio de correo puerta a puerta, por lo que resulta un método económico, cómodo y seguro.
La calidad de los sistemas de impresión ha progresado enormemente en los últimos años. Hay que tener en cuenta que hasta hace un tiempo imprimir un diseño a todo color o con imágenes resultaba bastante más costoso que imprimir en tinta negra o en un solo color puro. Afortunadamente para los diseñadores y para los usuarios de las tarjetas, el sistema de impresión online es muy práctico, fiable y da todas las garantías para lograr trabajos de calidad superior.
Es que la clave en la elaboración de tarjetas está en el diseño único y exclusivo, aspecto que tiene que ver tanto con la creatividad del diseñador como con la calidad posterior de impresión.
Imprimir Tarjetas de Presentación
La mejor de las tarjetas pierde su lustre y atractivo si, al momento de ser impresa, los colores originales salen deslucidos o, peor aún, si no se logra la tonalidad deseada. Por ejemplo, una mala impresión puede convertir un rojo brillante en un marrón opaco, un celeste turquesa en uno claro, un amarillo dorado en un tono crema o un naranja fuerte y definido en un matiz ocre.
Hay personas que recurren a las impresoras chorro de tinta (inkjet) de sus casas para imprimir sus tarjetas personales. Esto se nota con claridad, no engañamos a nadie. No sólo la calidad del papel es muy diferente sino que la definición y color de las tintas cambia. El resultado es una tarjeta personal pobre, poco profesional, una parodia de la cosa real que deja nuestra imagen por el suelo.
Hemos comentado en otro artículo que la tarjeta personal es la imagen de una persona que queda en manos de su interlocutor. Mientras la imagen visual de la persona se puede desdibujar a lo largo del tiempo por efecto de la memoria –mientras más personas conocemos, más nos pasa que no recordamos a cada una de ellas-, las tarjetas quedan. Su razón de ser es justamente reavivar el recuerdo para que nos contacten nuevamente. Dejar una tarjeta sucia, doblada, manchada, corregida a mano o mal impresa es dejar una imagen muy pobre de uno mismo. ¿Iríamos a una entrevista laboral con un traje remendado? ¿Nos pondríamos una camisa sucia? ¿Dejaríamos un currículo tachado y sobre escrito? Todo esto nos parece absurdo, sin embargo muchas personas caen en la tentación de hacer alguna de estas acciones con sus tarjetas de negocio.
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